Barrett, Igoni (2015). Blackass. Chatto & Windus, 272 pp.
No se sabe mucho del escritor A. Igoni Barrett, excepto lo que él cuenta en múltiples entrevistas y lo que las reseñas, la mayoría positivas, dicen de su obra. Los datos biográficos comunes en la red son: su nombre completo es Adrian Igoni Barrett; nació en Port Harcourt, Nigeria, en 1979; su padre fue el escritor jamaiquino Lindsay Barrett y su madre es nigeriana. Otro apunte omnipresente es que Barrett se hizo visible ante los lectores anglófonos cuando ganó el concurso de la BBC World Service en 2005 con el cuento “The Phoenix”.
Desde 2005, este autor ha publicado dos colecciones de cuentos: From Caves to Rotten Teeth, en 2005 (reeditado en 2008), y Love Is Power, or Something Like That, en 2013. Este último recibió muy buenas críticas del Boston Globe, del Chicago Tribune, de la revista Time Out New York y de compañeros escritores; la NPR (National Public Radio) lo nombró el mejor libro de 2013. En 2015 se publicó su primera novela: Blackass. Barrett ha disfrutado de varias becas y apoyos a la escritura en los últimos años: la Chinua Achebe Center Fellowship (2010), la Norman Mailer Center Fellowship (2011) y la Bellagio Center Residency, y sus cuentos han sido nominados al premio Pushcart en dos ocasiones (2010 y 2011).
Algunas revistas especializadas se encargan, en especial desde 2013, de colocar al autor en primer plano: la revista Kirkus Reviews afirma que Barrett “comparte tanto con Raymond Carver y Amy Hempel como con Chinua Achebe, de quien obtiene su inspiración”,[1] y la revista electrónica Flavorwire incluyó su segundo libro de cuentos en varias listas: las 10 lecturas obligadas de mayo (de 2013), los mejores libros de bolsillo de 2013 y las 10 mejores colecciones de cuentos de 2013, por citar algunas.
Igoni Barrett escribe sólo en inglés. En una entrevista de Adam J. Segal, publicada en la página de Greywolf Press, el autor cuenta que “entre los nigerianos de su generación, él no pertenece a la norma, pues sólo habla inglés y pidgin”. Y continúa diciendo que escribir en pidgin le resulta interesante, y por eso escribió un cuento, “My Smelling Mouth Problem”, narrado en inglés nigeriano. Explica en la misma entrevista que el inglés pidgin de Nigeria sólo tiene, hasta ese momento, forma hablada, por lo que no hay reglas de ortografía, ni gramática o diccionarios, ni siquiera corpus de referencia o, hasta donde él sabe, cursos de idioma en universidades.
Su última obra, la novela, Blackass, habla de un nigeriano desempleado, de 33 años, que vive con sus padres y su hermana, y que despierta un día convertido en un oyibo: un hombre blanco, aunque una parte de su cuerpo todavía conserva la piel negra: su trasero. Semejante transformación kafkiana, influencia que queda clara en el primer párrafo, sirve de escenario a esta sátira cómica que explora, principalmente, temas de identidad. Revistas como The New York Times Book Review y The Harvard Crimson no tienen más que alabanzas para el autor y su obra. Sin embargo, el escritor Helon Habila hace notar, en el periódico The Guardian, las fallas e irregularidad del argumento de la novela. El mismo periódico publica, menos de un año después, una reseña de Ainehi Edoro, editora de la revista Brittle Paper, en la que destaca que Blackass no se parece a La metamorfosis, sino que “reinventa el clásico de Kafka hasta extremos irreconocibles”.
El nigeriano no tiene miedo de desvelar los entresijos del proceso de publicación de sus libros y, en definitiva, del mundo editorial: en un ensayo titulado “Whom do we write for?” explica que su padre le publicó la primera colección de cuentos en Nigeria; pero odió el diseño, la formación y la impresión: era el libro más feo que jamás había tocado. Durante los meses siguientes, él mismo distribuyó sus libros: vendió menos de cien copias y regaló más de novecientas a quien se dejara. Desencantado por no haber obtenido las ventas planeadas, comenzó a trabajar en una editorial, donde descubrió las fallas de su proyecto.
En 2008, Barrett consiguió que la editorial en la que trabajaba reeditara y distribuyera el libro; se dedicó a conseguir entrevistas en periódicos y a organizar lecturas mensuales en la cadena de librerías más grande de Nigeria e incluso una gira de presentaciones. Para 2011, esta última edición ya se había agotado. Sin embargo, los gastos de logística fueron mayores que las ganancias. A pesar de todos los problemas de la profesión y el mercado editorial de su país, Barrett decidió en ese momento dejar su trabajo y dedicarse a escribir tiempo completo, siendo consciente de que, para poder vivir de ello, tendría que recurrir a los grandes grupos editoriales de occidente, principalmente de Nueva York y Londres. Su segunda colección de cuentos se publicó en el Reino Unido, Estados Unidos y Nigeria.
Una vez dentro del sistema, lo único que tenía que hacer era escribir. ¿Para quién? Para lectores extranjeros, sobre todo, debido a que la cadena de distribución de las editoriales se extendía fuera de su país. En un artículo del New York Times titulado “African Books for Western Eyes”, la escritora Adaobi Tricia Nwaubani se queja de que los escritores africanos sólo pueden contar las historias que los extranjeros les permiten contar”. Igoni Barrett le responde en el periódico Dhaka Tribune con la historia de sus principios como escritor (resumida arriba), y con su opinión y experiencia:
[…] no coincido con las conjeturas [de Nwaubani] sobre la impotencia de los escritores africanos en lo que respecta al control de la narrativa de sus creaciones. En mi experiencia, es más probable que los editores sean gente de negocios con buen olfato que fascistas culturales. Y, ya sean nacionales o extranjeros, sugieren, no exigen.
Barrett concluye su ensayo contestando la pregunta del título: “Escribo para el nigeriano que llevamos dentro. Igual que Dostoevsky escribió para los rusos; Faulkner para los estadounidenses; Márquez para los colombianos; Gordimer para los sudafricanos. […] Mientras me conecte con el espíritu humano, cualquiera que sea su piel o nacionalidad, lo habré conseguido”. Como dato curioso, casi todas sus semblanzas terminan con la oración “vive en Nigeria”.
PATRICIA OLIVER
Referencias
Barrett, Igoni (2015). Blackass. Chatto & Windus, 272 pp.
Dhaka Tribune, “Whom do we write for?”, http://www.dhakatribune.com/long-form/2014/dec/20/whom-do-we-write, consultado el 12 de junio de 2016.
Graywolf Press, https://www.graywolfpress.org/blogs/interview-igoni-barrett, consultado el 12 de junio de 2016.
Kirkus Reviews, https://www.kirkusreviews.com/book-reviews/igoni-barrett/love-is-power-or-something-like-that/, consultado el 12 de junio de 2016.
The Guardian, “Blackass by A Igoni Barrett review – a cocktail of Kafka and comedy”, https://www.theguardian.com/books/2015/aug/14/blackass-by-a-igoni-barrett-review-cocktail-kafka-comedy, consultado el 12 de junio de 2016.
The Guardian, “Blackass: a race rewrite of Kafka’s Metamorphosis”, https://www.theguardian.com/books/2016/apr/13/blackass-a-race-rewrite-of-kafkas-metamorphosis, consultado el 12 de junio de 2016.
[1] Traducciones de la autora.