Confieso que los primeros días fueron de escepticismo: estábamos tan lejos de China o de Europa; las primeras semanas me parecieron esperanzadoras: si mediante el encierro lográbamos frenar la pandemia, valdría la pena. Así que, aunque la cancelación de algunos eventos me entristeció, acepté el aislamiento. Fue muy difícil adaptarme a dar clases a distancia y a investigar sin libros; pero logré terminar algunos artículos y revisar las pruebas de mi más reciente libro, Si todos somos monstruos. Luego se prolongó el encierro y hubo muchas propuestas para escribir sobre la enfermedad, el encierro, el virus —en realidad, cualquier tema pasaba por ahí—; las noticias empeoraban, conocidos enfermaban y algunos morían; desde entonces, todo se ha venido complicando.
Soy una persona muy casera, en realidad, pero me reencontré con lo más difícil de un hogar: el aseo diario; solía recibir ayuda con esa labor y eso terminó, al menos por lo pronto. Pero también me considero una persona más bien aislada y he mostrado casi cada rincón de mi casa con las clases y las presentaciones a distancia. Mi gata también ha resentido mi “invasión” y se ha puesto más arisca que nunca.
Definitivamente, los afectó: a las horas de clase, preparación de actividades escolares, quehacer, presentaciones a distancia, se suma la ansiedad inevitable, el cansancio, las distracciones —he visto más películas, series y documentales que nunca—. Por suerte, como ya mencioné, recibí invitaciones a escribir para proyectos colectivos y atendí a muchas convocatorias, eso me obligó a centrarme y escribir sobre temas que no hubiera ni contemplado en otra circunstancia.
Yo los he disfrutado muchísimo: incluso, es probable que no los hubiera visto de no ser porque contamos con la transmisión; me preocupa, sin embargo, la saturación de los mismos, a veces, hay más de cinco en un solo día y me es imposible poner atención. Yo he participado de muchos de esos eventos: talleres, presentaciones y lecturas de mi obra; así que espero que cumplan con su labor. Pero también espero que no sean un sustituto de la lectura de libros, que es lo más importante: la lectura es un ejercicio que aún no sabemos si se realiza con el mismo proceso de atención y comprensión en textos electrónicos.
Considero que, después de este periodo de crisis, todo se volverá a organizar en función de las necesidades del lector-consumidor. Ya esta resignificación de la enfermedad ha sucedido antes —la peste negra, la gripe española, entre muchas otras—, en un sentido que ha modificado nuestra visión de la muerte y lo que se relaciona con ella. Así que creo que se avecina una renovación temática que contendrá lo que conscientemente habremos aprendido de este año, pero también de lo que venga con esas soluciones tan inmediatas —nunca se habían creado vacunas tan rápidamente—. En todo caso, lo que suceda, no sólo en literatura, es un estímulo que creo que vale la pena presenciar.
La literatura ayuda en casi todos los momentos, al menos a mí, y esta no es la excepción. Los personajes proporcionan esa identificación que acompaña al lector en situaciones que conoce o no. La aventura, los acontecimientos, pueden distraer o angustiar, pero —en el caso de una historia bien escrita— siempre nos llevan fuera de la situación en la que uno se encuentra, claro, siempre que uno establezca este pacto de credibilidad con la ficción. Ahora bien, nuestra cultura suele ser reacia a la lectura, lo que nos deja en la misma situación previa a esta pandemia: sigue siendo una labor urgente hacer de ella una cultura lectora, un reto generacional y estructural.
Adriana Azucena Rodríguez (Ciudad de México) es doctora en Literatura Hispánica por el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México y profesora investigadora en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, en el área de Creación Literaria. Autora de La sal de los días (BUAP, 2017) y Las teorías literarias y el análisis de textos (UNAM, 2016), entre otros. Como resultado de sus actividades de investigación, ha publicado varios artículos, reseñas y notas. También cuenta con publicaciones de obras de creación literaria.