JOSÉ P. SERRATO
Los he visto riéndose entre ellos,
con neblina de edificios, terciopelo de polvo
en las orejas.
Los he visto rascarse y teñirse así las uñas.
A su cabello no les han pasado el plumero en varios días.
Los miro reír con sus dientes metálicos,
y sus cuerpos enjutos se cubren primero de miradas,
después de ropas ―lo único sosegado que conocen en la obra―.
Ingresan en tropel y en camaradería de cansancio,
Los pienso viviendo lejos de su lugar de trabajo,
los miro cubiertos del gorro para dormir,
un gorro que ha perdido ternura
y los protege mientras viajan a sobresaltos de (vidrio) en la madrugada.
Les pongo atención. Los escucho hablar entre ellos.
Los que parecen más sensatos
cuentan aventuras de grava, hormigón y castillos,
y de aquellos que en su debilidad o en su impericia
han perdido una mano, la vida o el trabajo,
no los escucho hablar del sindicalismo italiano,
tampoco contarse entre ellos las historias de viejos anarquistas
como el griego Plotino Rodhakanaty,
ni de la Cartilla socialista o de los despidos en Lexmark o en Volkswagen,
tampoco, mucho menos, los escucho contarse sus propias historias, y nunca
preguntarse por el dueño de la empresa
o considerar el sigilo que revierte la lengua.
Los miro, en cambio, buscando respuestas en silencio
mirándose al espejo en el que ahora se ha convertido su smartphone,
siempre los veo despojados de un abrigo que no conocen,
los veo arrancados de la suavidad necesaria para acariciar un cuerpo,
¿su cuerpo?,
con la rugosidad impuesta. Hay ocasiones en que sus espejos se opacan
miran entonces a sus colegas, y con el puño cerrado les demuestran
el afecto que el cemento les ha enseñado.
Luego reparo en las discusiones del gremio.
Escucho a los poetas, no hablando de los materiales del verso,
sino del dueño de la obra, del poder
o de la última antología publicada en alguna parte del mundo,
de quién viajó o quién esperó en las filas de sus octetos.
Los miro.
Si en alguien cabe la clara cordura o la locura visionaria
será primero en los obreros.
José P. Serrato (Ciudad de México, 1987) es abogado y escritor. Ha publicado poesía y ensayo en diversas revistas nacionales y extranjeras. Becario del FONCA en 2013-2014 en el área de poesía. Ha obtenido los reconocimientos: Premio 45 por su ensayo Cacerías y fraudes vulgares, y mención honorífica en poesía en el Premio 44, ambos de la Revista Punto de Partida; premio de la Revista Sorbo de Letras en 2014, en Venezuela. Trabaja en la defensa y promoción de los derechos humanos en distintas ONG,s.